BAJA EDAD MEDIA

La Baja Edad Media constituye el último periodo de la Edad Media y comprende los siglos xiv y xv —aunque algunos historiadores sitúan su comienzo en el siglo xi negando la existencia del periodo de la Plena Edad Media (siglos xi al xiii).​ Estuvo marcada por la crisis desencadenada por el impacto de la peste negra iniciada en 1348 y que redujo la población europea a menos de la mitad.

La Baja Edad Media es un término que a veces produce confusión, pues procede de un equívoco etimológico entre alemán y castellano: baja no significa decadente, sino reciente; por oposición al alta de la Alta Edad Media, que significa antigua (en alemán alt: viejo, antiguo).​ No obstante, es cierto que desde alguna perspectiva historiográfica puede verse al conjunto del periodo medieval como el ciclo de nacimiento, desarrollo, auge e inevitable caída de una civilización, modelo interpretativo que inició Gibbon para el Imperio romano (donde es más obvia la oposición entre Alto Imperio y Bajo Imperio) y que se ha aplicado con mayor o menor fortuna a otros contextos históricos y artísticos.

El símil astronómico de ocaso, que Johan Huizinga convierte en otoño, es utilizado con mucha frecuencia en la historiografía, con un valor analógico que más que una decadencia en lo económico o lo intelectual refleja un claro agotamiento de los rasgos específicamente medievales frente a sus sustitutos modernos.



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